BARRIOS DE LA LOCALIDAD
En 1965, por acuerdo del Concejo, Chapinero se transformó en barrio de Bogotá.
En cuanto a los acuerdos que dan nacimiento a las alcaldías locales, se destacan
los siguientes: el Acuerdo 26 de 1972, que crea 16 Alcaldías Menores del Distrito
Especial de Bogotá, pasando Chapinero a integrar con otros barrios circunvecinos
la Alcaldía Menor de Chapinero, administrada por el alcalde menor, correspondiéndole
como nomenclatura el número 2, con límites determinados, ratificada mediante
el Acuerdo 8 de 19978
.
La localidad cuenta con cinco UPZ: Chapinero 99, San Isidro Patios 89, Pardo Rubio
90, El Refugio 88, Chicó Lago 97.
La Localidad de Chapinero está compuesta por 50 barrios.
RESEÑA HISTÓRICA13
El territorio de Chapinero fue habitado durante largo tiempo por los muiscas. Estos
se encontraban organizados en dos poblados regidos por dos caciques diferentes,
el de Usaquén y el de Teusacá o Teusaquillo, quienes le rendían tributo al zipa de
Bacatá. En la zona cultivaban maíz, papa, arracacha, cubios, hibias, y otras especies
nativas para su consumo, el pago del respectivo tributo y un excedente para
intercambio. Al llegar los españoles, fundan a Santa Fe en el poblado de Teusacá,
aunque parece existir una confusión entre este nombre y Teusaquillo, por una deformación
española del vocablo indígena.
Durante la Colonia la ciudad llegaba hasta el predio de la Burburata, en donde la
orden franciscana levantó la iglesia de San Diego; posteriormente, aparece una
que otra vivienda en el camino a Tunja. Más tarde, a orillas del río Arzobispo, se
construyó la Quinta de los Arzobispos que da nombre al río. Años más tarde, tal
edificación sucumbe ante el Hipódromo de Los Espinosa.
Cuando Bogotá aún era sede del gobierno virreinal, la comunidad religiosa de los
dominicos adquirió todas las tierras comprendidas entre el río Arzobispo, los resguardos
de Usaquén, la cordillera y las lagunas de Suba. Sin embargo, en 1807,
una orden del Virrey Amar y Borbón obliga a la comunidad a poner en remate las
tierras, quedando gran parte de estas en manos de la familia Sáiz.
El nombre de la localidad se explica con la siguiente leyenda: cierta vez llegó un
español, natural de Cádiz, de nombre Antón Hero Cepeda, a contraer nupcias con
la hija de un potentado cacique de Usaquén, dueño de varias tierras en lo que hoy
es Chapinero, y adquiere una estancia de 150 hectáreas, ubicando su residencia a
la orilla del camino de la sierra (carrera 7 N° 59-74, actual estación de gasolina).
Este gaditano se dedicaba a la fabricación de chapines, un tipo de calzado consistente
en suela de madera y correas de cuero con las que se sujeta el pie, y que
sirven para protegerse de los charcos y el barro; y como al que hace zapa tos se le
llama zapatero, al que hace chapines se le llama chapinero. Aunque otros dicen
que el origen viene de la marca del calzado El Chapín Hero. Para los santafereños
se volvió costumbre llamar así al caserío, y de esta manera empezó a denominarse
desde 1812.
Por Acuerdo Municipal del 17 de diciembre de 1885, se dispuso que el caserío se
denominara Chapinero. Unido por dos caminos a Santa Fe: uno, al pie de la montaña
(hoy carrera 7), y otro que venía de Zipaquirá, en la que hoy es la Avenida
Caracas, se extendía de la calle 50 a la 67 y de la carrera 5 a la 13.
Hacia 1885, Chapinero era una aldea de casas de teja pertenecientes a familias de
alcurnia como los Grau, Orrantía, Mejía, Valencia, Diago. En 1887, los jesuitas
construyeron el noviciado en la carrera 10 con calle 65, una casa con solar y huerta,
donde decidieron establecer la cátedra de teología. El resto de Chapinero era una serie de haciendas donde se cultivaba trigo, árboles frutales, y se iba a veranear.
Una de ellas era Teusaquillo, otra La Magdalena, otra Marly, y otra serie de
fincas como La Merced, Palermo, El Campín, Los Rosales, La Gruta, Quinta Mireya,
El Bosque, El Chicó y Villa Sofía (propiedad del general Rafael Reyes), entre otras.
La única iglesia del sector era una pequeña capilla en la calle 60 con carrera 7, a la
que llegaban los hacendados con sus familias antes de visitar sus tierras.
En el año de 1875, el arzobispo Vicente Arbeláez mandó construir una nueva iglesia,
pues aquella capilla no era suficiente para todos los habitantes de Chapinero.
Fue así como el 8 de diciembre de 1875 colocó la primera piedra del templo gótico
morisco de Nuestra Señora de Lourdes de Chapinero. Aprovechando esta renovación,
se ampliaron las vías y se construyeron elegantes quintas en sus alrededores.
Igualmente, este arzobispo ordenó trasladar la imagen de Nuestra Señora de
Lourdes del oratorio del Palacio Arzobispal a esta iglesia. Así mismo, en el Congreso
Mariano de 1919 se pone la primera piedra de la iglesia de Nuestra Señora de
Chiquinquirá.
El 25 de diciembre de 1884, el tranvía inicia su servicio, gracias a don Ramón Jimeno,
dueño del acueducto de la ciudad y de una propiedad en la zona. En un
comienzo, este medio de transporte era llevado por mulas a lo largo de la carrera
13 desde el parque Santander hasta la plaza del templo, servicio que se extendió
después hasta la calle 67. En 1910, se instalan los primeros tranvías eléctricos, que
no contaron con el apoyo de los curas, quienes los censuraban desde los púlpitos.
Igualmente, comienza a funcionar la línea norte del ferrocarril, cuya estación de
Chapinero se ubicaba en la Avenida Caracas con calle 62.
En 1886, se inicia el comercio en la zona con la creación del almacén Maniquí, en
la carrera 13 con calle 60, propiedad de don Demetrio Padilla. Este almacén era
sucursal de uno que funcionaba en el centro y que fue abierto en la zona para facilitar
la provisión de artículos como ropa para damas, caballero y niños, y artículos
para el hogar. En 1904, la Sociedad Casas de la Salud y Sanatorios adquirió los
terrenos de la Quinta Marly, en donde también funcionaba una curtiembre. Posteriormente,
se inició la construcción de un sanatorio que en 1923 se convertiría en
la Clínica Marly, primera sala de maternidad de la ciudad.
Don Eduardo Camacho poseía una gran extensión de tierras en la calle 67, la Quinta
Camacho, cerca del matadero. Su mansión, ubicada en la carrera 13 con calle
68, era de aspecto misterioso, además en ella murió el torero Leandro Sánchez,
conocido como “Cacheta”, sin esclarecerse la causa verdadera de su deceso. El
general Rafael Reyes poseía una casa campestre en la carrera 7 con calle 66, llamada
Villa Sofía. Esta se encontraba muy cerca de la Quebrada La Vieja; para
hacer fácil el acceso a su propiedad, hizo construir los puentes de la 7 sobre las
quebradas de Las Delicias y La Vieja. Un día de 1906, Reyes se dirigía a su finca en
compañía de sus hijas, cuando un grupo de hombres, liderados por un tal Aguilar,
intentaron asesinarlo. Estas personas fueron fusiladas en la finca Barro Colorado.
En 1914, por iniciativa de don Agustín Nieto Caballero, se construye el Gimnasio
Moderno, en cercanías del Lago Gaitán. En 1919, se constituye la Sociedad de Mejoras
Públicas, con el fin de cambiarle la cara a esta parte de la ciudad. Una de sus
primeras obras fue la construcción de la Avenida Chile, en los terrenos adquiridos a
don Germán Cárdenas. Otros compradores fueron los padres franciscanos, que
buscaban alejarse de la ciudad. En su terreno construyeron su monasterio y una
pequeña capilla, que llamaron de La Porciúncula para honrar a San Francisco de
Asís. Para obtener fondos, en el solar vendían empanadas, sorbetes, pollo, tamales
y otras viandas que las damas del vecindario les obsequiaban.
La Hacienda Barro Colorado, célebre por el fusilamiento de Aguilar y sus secuaces,
fue adquirida en un remate por don Enrique Pardo Roche, quien falleció en 1922.
Las 346 hectáreas se reparten entre sus tres hijas y sus dos hijos. Mientras que a
las mujeres les correspondió la parte baja, de la carrera 7 a la Avenida Caracas, a
los hombres, Eduardo y Alejandro, les correspondió de la carrera 7 hasta la cuchilla
del cerro, heredando así los antiguos páramos de San Luis y San Cristóbal. En sus
propiedades, los hermanos Pardo Rubio intensifican la extracción del barro colorado,
un tipo de arcilla especial para la fabricación del ladrillo, que solo se conseguía
en los cerros, en los chircales. Eduardo Pardo Rubio construye un horno a cielo
abierto y, para aumentar la productividad de su industria, en 1928, uno tecnificado,
en la calle 51 con carrera 4; por su parte, su hermano Alejandro monta otro en
la calle 47 con carrera 6.
La zona de los cerros se convirtió en la despensa de la industria de la construcción
de la época. Aparte de los Pardo Rubio, Cementos Samper tenía una central de
mezclas en lo que hoy es la Pontificia Universidad Javeriana, y existía una calería
en la calle 47 con carrera 7. Igualmente, de la montaña se extraía piedra, carbón,
arena y madera. Fue tal el impacto de la explotación minera en la zona que el pavimento
de la calle 50, entre carreras 7 y 16, comenzó a levantarse debido a la
explotación de las canteras con dinamita que hacía Cementos Samper, por lo que
se vieron obligados a suspender tal práctica y trasladarla al sur, a orillas del río
San Cristóbal, y al norte, a Usaquén.
En 1950, en lo que antiguamente fueron los chircales de la familia Ferré Amigo,
surge el barrio El Paraíso, pues sus dueños decidieron cerrar su negocio, lotear la
hacienda y vendérsela a los trabajadores. Por su parte, los Pardo Rubio, agobiados
por las deudas, se ven en la necesidad de vender parte de sus terrenos. En 1953,
venden una parte al Ministerio de Defensa y se inicia la construcción del Hospital
Militar Central. Esta construcción obligó a algunos trabajadores a buscar terrenos
en la parte más alta. Por otra parte, Alejandro Pardo hipoteca un terreno en la parte
alta de la finca, pero al no poder pagar la deuda, el banco remata las tierras.
Otra de las deudas que no se podía cancelar eran las cesantías de los trabajadores,
por lo que, a la muerte de Alejandro Pardo Rubio, se resuelve entregar un lote
a cada uno de los trabajadores. De esta manera surgen los barrios Pardo Rubio, en
honor a sus antiguos patronos, y San Martín de Porres, nombre sugerido por el padre Madero, párroco de la iglesia de Chiquinquirá. Por otra parte, la hacienda de
don Antonio Muñoz, que se ubicaba entre la de los Pardo Rubio y la de los Ferré
Amigo, fue loteada por sus herederos tras su muerte. Sin embargo, no se logró
definir el tamaño y la ubicación exacta de cada uno de los 50 lotes, y al no aparecer
los compradores, varias familias se ubicaron en la zona y crearon el barrio Mariscal
Sucre.
En 1971, se planea la construcción de la Avenida Circunvalar, que estaba estructurada
sobre algunos de los barrios de origen obrero, lo que generó la oposición de
varios vecinos de la zona y de sectores políticos del país. Así, el Plan Integral de
Desarrollo Urbanístico de la Zona Oriental de Bogotá (Piduzob), tras años de
19ocaciaciones y concertación con los vecinos, logra construir en 1981 las obras en
el Pardo Rubio y El Paraíso.
Durante la década del ochenta y comienzos del noventa, aparecen otros barrios
con la invasión de los terrenos aledaños a los barrios existentes (Villa del Cerro,
Villa Anita, Las Acacias, Juan XXIII) y en la zona adyacente a la vía a La Calera
(San Isidro, San Luis, La Esperanza), aunque se presentaron varios problemas con
la Policía y con la CAR, por ubicarse en zona de reserva forestal.
Igualmente, en los últimos 30 años, la localidad se fue convirtiendo en centro comercial
del norte de la ciudad, y poco a poco el comercio atrajo a los servicios
bancarios y de telecomunicaciones, convirtiendo a Chapinero en centro comercial y
financiero de la ciudad, especialmente la Avenida Chile. Por esto, se adelantaron
proyectos con el fin de incrementar la oferta de equipamientos dirigidos al comercio
y las finanzas (Centro Andino, 1992; Granahorrar, 1983; Bolsa de Bogotá,
1994; World Trade Center, 1986).
1898, Calle 63, Iglesia de Chapinero - Bogotá, Colombia
SITIOS DESTACADOS DE LA LOCALIDAD
Los chapinerunos son personajes diversos, vendedores ambulantes, estudiantes,
artistas callejeros, lustrabotas, yuppies; está el fotógrafo “de agüita¨ del Parque
Lourdes, el rapero, el ejecutivo de la Zona Rosa, del parque de la 93 o del mirador
de La Calera, los cuidadores de carros, los cobradores de peaje de los semáforos,
el obrero del barrio alto o los simples transeúntes. Aquí hay sitio y hay espectáculos,
pero no siempre condiciones de vida favorables para todos.
Como espacios culturales, se encuentran salas de teatro, cinemas, parques (los
mejores están ubicados en los sectores de estrato 5 y 6) y centros comerciales, a
los que no solo se va de compras y al encuentro, sino también para ver la programación
cultural. La Mama, el Teatro Libre, La Baranda, el Teatro Nacional, con reconocimiento
distrital y nacional, promueven dentro de sus espacios, además de
sus obras teatrales, actividades de formación artística, encuentros escénicos y
también de danza y música.
Espacios de encuentro, con carácter metropolitano como la Zona Rosa, los miradores
de la vía a La Calera, el Centro Andino, la carrera 15, el Centro Comercial Granahorrar,
han sido apropiados por los jóvenes. Otros se han constituido en lugares
“in”, como los restaurantes ubicados alrededor del Parque la 93 y el World Trade
Center (calle 100) donde acude un selecto grupo de ciudadanos.
En la parte plana de la localidad, además de las posibilidades de consumo cultural
que da la infraestructura existente, se disfruta de espacios recreativos en muy
buenas condiciones. Por ejemplo, la Carrera 7ª se transforma en ciclovía los domingos
y el Parque Nacional. En el Parque Lourdes, donde los artesanos tienen su
lugar de trabajo, se congregan no solo los feligreses tradicionales de la iglesia, sino
también desempleados, indigentes, comerciantes y vendedores ambulantes.
Gracias, buena información Haría un énfasis de la Avenida Caracas, ya que también fue importante para la transformación del sector de Chapinero.
ResponderBorrarEn la Universidad Nacional, estamos haciendo una reseña histórica sobre la avenida Caracas y agradeceríamos si tiene anécdotas.
ResponderBorrarGracias! busco información sobre el sector de la porciúncula en los años 50 y 60. Me puede dar luces sobre cómo buscar? Gracias
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